Aprendizaje y Transformación continuos. Cómo es aprender de un niño (niña en este caso). Uma, 1er Escolta de la Bandera

Florencia Nicolet
4 min readMar 24, 2021

Cuando pensé en escribir estas líneas, naturalmente me surgió un título: “Mi Hija, 1er Escolta de la Bandera”. Automáticamente lo cambié. Creo profundamente que los hijos “no son nuestros” sino que son de la vida, de ellos mismos. Los engendramos, los parimos y después hacemos lo que podemos para ayudarlos en su formación emocional, social y ciudadana.

Uma nació 8 mesina. Y desde ese día empezó a enseñarme que ella es ella, que yo no puedo forzar su destino y ahora, 12 años después ya tampoco lo deseo. Aprendí que su libertad es tan perfecta como creativa: no fue un error, fueron sólo 8 meses dentro de mi panza, suficiente para esta historia.

Los primeros años de su vida, además de desorientada (no era “mi sueño” ser mamá) estaba sumamente preocupada por su desarrollo como ser social. Me ocupé mucho por reforzar todo el tiempo que tenía que ser buena persona, generosa, tratar a todos por igual y por supuesto, ser excelente alumna. Me convertí en una mamá difícil, “baja línea”. Tanto que le empezó a costar mucho socializar y por supuesto su rendimiento académico se complicó seriamente. Uma estaba tan acotada que dejó de ser una persona con criterio propio y se convirtió en una nena preocupada y triste.

Tuve la agudeza y sensibilidad -que sólo trae el instinto- de verlo y pudimos como familia comenzar un espiral virtuoso, ayudados por otros que amorosamente nos tendieron sus manos, sus abrazos y su contención para hacer las cosas de diferente manera. El primer gran desafío fue ver. El segundo ser valientes y el tercero concientizar para poder cambiar.

Era fin del 2020 y en la escuela anunciaban abanderados y escoltas. Uma era una de ellas. Me abrazó, pero la vi festejar con sus amigas. Un festejo de logro…

La historia cuenta que durante el 2020, Uma y sus amigas se pusieron una meta: terminar el primario con excelentes promedios y llevar la bandera en el acto de fin de 7mo. La pandemia, zooms, nuevas modalidades de estudio y el miedo no las paralizó, todo lo contrario. Se reinventaron rápidamente. Yo presencié como todas las mañanas, Uma se levantó a las 6 am, en una rutina que a mi me costó seguir y entender, hizo su cama, preparó su desayuno y se sentó a preparar “el día”.

El viaje no lo hizo sola: Todas las mañanas, al alba, hablaba por teléfono con sus amigas, se despertaban, se esperaban, se preguntaban cómo estaban y se ayudaban. Yo sólo pensaba “que eran adolescentes y que hablaban en cualquier momento del día y que en esa adolescencia eran capaces de hacerlo también a las 6 de la mañana!”

Ese día de fin de 2020 pasó en cámara rápida la película del año por mi cabeza y entendí: Uma se había propuesto un objetivo “casi inalcanzable” si pensamos en el rendimiento y emociones de sus años anteriores. Pero supo cómo hacerlo, supo armar un equipo, supo ser perseverante, supo el valor del esfuerzo, supo hacerlo con alegría, supo el valor de la generosidad. Ese día llore de emoción como lloro ahora cuando escribo estas líneas en su honor. La emoción de poder ver como ella me enseñó a mi, con hechos, que en el liderazgo vale más el ejemplo y la guía que el seguimiento y el control.

Las personas necesitamos buenos “role models” pero siempre necesitamos nuestro propio espacio creativo, ser, forjar nuestra propia identidad

El trabajo en equipo puede más que la individualidad

Los objetivos genuinos y compartidos se logran con trabajo y tesón pero también con alegría y emoción y con compañeros con los que se compartan valores, por supuesto.

La transformación es posible. “Ojo” con los cuentos que nos contamos.

El reconocimiento es parte fundamental del logro de los objetivos. Y este artículo está enteramente dedicado a ella, a Uma, que casualmente es mi hija y de la que estoy profundamente orgullosa y agradecida porque en el año del cisne negro ella me enseño tanto tanto tanto a mi.

Hace unos años, Uma me decía que quería ser Maestra de niños pequeños, hace unos días me dijo que quiere ser Bióloga. En mi mundo STEM yo abrazo su Biología (además mi papá es Biólogo) pero en su mundo y en su vida ella ya ganó: va ser lo que quiera ser y yo voy a estar ahí para abrazarla.

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Florencia Nicolet

Profundamente comprometida con la cuestión de género y diversidad en el mundo de los negocios. Transformación