Los ingredientes de mi salsa secreta: hubo receta, no fue suerte

Florencia Nicolet
4 min readApr 19, 2021

Cuando las personas logramos objetivos que parecían casi imposibles, los que se acercan para festejar y compartir su alegría por tus logros dicen: “qué lindo! qué suerte!”…

Y a veces nos convencemos que si, que fue suerte. Que estuvimos “en el momento justo, en el lugar justo”.

Y desde ahí, la pregunta obligada es si realmente seremos merecedores de ese tremendo “regalo”.

Desde el imperio de los resultados instantáneos, casi casi pensamiento mágico, potenciado por la instantaneidad del mundo en el que vivimos, nos olvidamos del camino recorrido, de la revisión a veces consciente y a veces inconsciente que hacemos de los “fracasos” para convertirlos en aprendizajes. De los momentos malos, de las frustraciones y de todas las fintas o pivotes que hicimos para llegar a “donde queríamos llegar”. Algo determinista, algo a propósito hicimos para estar en ese momento justo y en ese lugar en donde las cosas ocurrieron.

Algunos obtienen resultados más linealmente: Crecimiento o desarrollo “natural”. Otros, como yo, recorremos caminos más sinuosos (mucho más sinuosos). Pero estoy segura que en los dos tipos de caminos la mayoría vivimos pequeños logros y otras situaciones que no nos gustan y de ambas rescatamos conocimiento.

Hace un par de años invertí mucho dinero en un “súper negocio” y perdí todo. Lloré y estuve mucho tiempo preocupada. Pero también pude pensar: “Podés aprender de esto?, vas a bajar los brazos?”

También recuerdo de mis anteriores épocas corporativas recibir sentidas felicitaciones de jefes y pares por resultados que cumplieron con lo prometido y que en algunos casos hasta excedieron expectativas.

En ambos casos, aprendí. Reforcé buenas prácticas y corregí otras.

Pero no hice conciencia sobre los ingredientes que me hacen lograr objetivos hasta hace pocos días en que me dedique a hacer “reingeniería inversa”. Qué fue lo que concretamente hice para estar en el lugar que quiero estar? Cómo puede ser que este 2021 haya empezado maravillosamente luego de haber vivido un 2020 lleno de incertidumbres y miedos como el resto del planeta? Fue realmente suerte? Qué tengo que ver yo y mis acciones con mis logros?

Y entonces pude empezar a armar la receta de esta salsa, que quiero compartir para que no sea magia, para que sea algo posible para todos aquellos que necesiten una receta o alguna ayudita:

  1. PROFUNDO AUTOCONOCIMIENTO. Entender quién soy y qué quiero hacer. Y en dónde. Y por qué. Mirar para adentro. Qué es lo que me hace vibrar?. Qué es lo que me motiva?. Son preguntas con respuesta, siempre. Cuando estoy empantanada y me cuesta responderlas sigo buscando, probando. Por supuesto, aparecen en esta búsqueda mis Mentores, mis Legítimos otros. Desde la humildad, pido ayuda. No necesariamente la respuesta va a ser definitiva. Las personas cambiamos, vamos siendo como decía un querido amigo. Pero cuando podemos decir “eureka!” todo se empieza a ver más claro.
  2. RED. Reconocerla, escribirla, sentirla, trabajarla, acariciarla, cuidarla. No es la red en donde yo soy referente. Acá el ego no está invitado. Tener red no es tener un millón de amigos en Facebook, ni en Instagram o en Linkedin. Estoy hablando de la red poderosa, de los afines, con los que seguro comparto valores e intereses. La ReRED. En la que lo compartido me hace sentido. Es la red en donde soy aprendiz, en la que me siento desafiada y en donde admiro a sus integrantes. Acá también puedo y debo escuchar. La escucha atenta, alerta, empática. La Red es en donde empieza el camino del Dar y del Recibir, sinceramente.
  3. Si se en dónde quiero estar y tengo mi red desafiante, entonces necesito incrementar mi CONOCIMIENTO TÉCNICO para estar a la altura de las circunstancias. No queda otra más que volver a estudiar (y qué lindo es aprender nuevas cosas!!). Y después, “EJERSER”. Yo nunca espero a encontrar el trabajo ideal o el momento ideal para ejercer. Es en las pequeñas cosas, en los mínimos actos en donde puedo hacerlo. Lo hago en mi casa, en mi trabajo actual, ayudando a algún amigo, colaborando con alguien que necesite. La experiencia pone en juego el aprendizaje, lo afianza y genera el propio conocimiento, el propio criterio.
  4. Por último y no menor, COMPARTIR QUIÉN SOY. Deliberadamente. Compartir lo que sé generosamente y sin mezquindad. Estoy convencida que desde la honestidad y la transparencia se logran grandes cosas. No tenemos que tener miedo a las Redes Sociales, es la forma en la que debemos darnos a conocer en este mundo “techy”. Cuando era (más) joven, -hace no tantos años-, armaba un CV en papel, lo ponía en sobres de papel madera y lo repartía en los lugares a los que quería que llegue. O rendía exámenes en instituciones para obtener reconocimiento. Conceptualmente es el mismo mecanismo. Por supuesto sumando que en la “era del contenido y de la experiencia”, tenemos que apostar y mostrar un poco más, ser más hábiles con estos mecanismos. Es bueno aprender un poco de Redes Sociales también.
  5. Y el toque final: nunca, nunca, quedarme quieta.

Hace unos días me topé con una maravillosa frase de Simon Sinek: “leadership is not an expertise. Leadership is a consant education” y estoy segura de que por acá viene la cosa.

Entonces… cuando veo (si!! los veo!!) mis logros sonrío. Primero porque estoy en estado de felicidad y puedo saborearlos y disfrutarlos. Y luego porque ME puedo decir: “NO FUE SUERTE”.

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Florencia Nicolet

Profundamente comprometida con la cuestión de género y diversidad en el mundo de los negocios. Transformación