Nuestro cerebro, un gran aprendedor. Podemos volver a empezar?... SIEMPRE!

Florencia Nicolet
4 min readMar 26, 2022

Si. Esa, la que está abajo de ese montón de nieve, soy yo.

En Agosto del 2021 volví a Chapelco, el centro de ski de mi hermosa provincia, Neuquén, en la Patagonia Argentina. Hacía 25 años que no pisaba un centro de ski.

Estoy convencida que lo que se aprende de verdad no se olvida, queda en la memoria aunque no sea un conocimiento o habilidad que utilicemos a diario. Y aunque no lo hagamos consciente, lo que se aprende en la etapa formativa, es aprender a aprender (y por supuesto a reaprender!!).

También, las neurociencias han demostrado que la capacidad de aprendizaje de nuevos conocimientos o habilidades nunca caduca. Nuestro cerebro es una “máquina” maravillosa a la que hay que tratar bien y tratarla bien tiene que ver con varios factores (alimenticios por ejemplo) y uno de ellos es no dejar de aprender nunca.

Claro, no hay forma de que frente a esos grandes desafíos no existan tropezones y caídas. Sería casi imposible no tener miedo. Sobre todo cuando tenemos que derribar muchos mitos y romper estereotipos o paradigmas como “esquiar es para los jóvenes”, “tenés que tener un estado físico impecable”, o: “si ya dejaste hace tantos años, tuviste 2 hijas y pesas al menos 15 kilos más de cuando lo hiciste por última vez, es IMPOSIBLE que puedas volver a hacerlo”.

La capacidad del aprendizaje se basa en algunos aspectos interesantes que podemos explorar juntos:

  1. La motivación. Por qué lo hago? Para qué? En mi caso, volví a esquiar para que mis hijas pudieran disfrutar de la nieve. También porque supuse que era un lindo plan en familia y porque estaba segura que me iba a divertir con mis grandes amigos de toda la vida con los que esquiaba en aquellas épocas. Además, claro está, tenía que demostrarme si era posible o no lograr saltar esa barrera de los prejuicios que estereotipan “las habilidades” del esquiador.
  2. La resiliencia como capacidad de volver a empezar, de ser tolerante a la frustración y de encontrar nuevos mecanismos de hacer las cosas. En este caso pude recordando métodos, pero también contratando un instructor que me mentoreó y / o coacheó y así logré sentirme y ser resiliente.
  3. Las habilidades naturales (reconocidas o no). Claramente alguna capacidad física me permite hacer tremendas hazañas (risas). Aunque siempre las minimicé o las crea inexistentes porque de alguna manera me convencí que soy más “mental y/o emocional que física”. Esos rótulos que nos creímos no ayudan en nada cuando tenemos que enfrentarnos a nuevos desafíos. Es un buen ejercicio reconocer las propias habilidades, aunque no sean las que creemos que tenemos.
  4. El modo de aprendizaje. Cada uno de nosotros tiene formas de aprendizaje que nos caracterizan. Si las conocemos podemos encarar nuestros nuevos desafíos con mayor comodidad y transitando caminos menos escabrosos utilizando cada uno su mejor método.

Otros aspectos no menores son los emocionales. Disfrutar del viaje. Apasionarse. Divertirse. Darse cuenta que nada es definitivo. Que podemos probar, ir y venir. Las épocas en las que las decisiones eran definitivas ya no existen más. Por suerte.

Pero… Por qué nos animamos más a estos desafíos en nuestro ser social y cuando se trata de nuestro ser profesional nos excluimos más rápidamente?

El camino de la reconversión en el mundo laboral no se escapa a estas reglas.

El avance de la revolución 4.0 está dejando demasiados puestos de trabajo vacantes que se convierten en negocios sin realizar y generan un impacto en las economías locales extremadamente peligrosos para la recuperación económica de LATAM post-pandemia. Sólo en Argentina se calcula que anualmente se dejan de cubrir alrededor de 15.000 puestos en IT (CESSI 2020).

A la vez, entre el 50% y el 60% de la población económicamente activa de LATAM está en un serio camino hacia el desempleo en los próximos años por el avance de las automatizaciones también debidas al esta nueva revolución industrial. (BID 2018)

Los números son espeluznantes. Pero como siempre, en toda amenaza hay una oportunidad que podemos explorar. Todos podemos ser IT. Siempre hay habilidades que tenemos los diversos individuos que les sirven a algún rol de los que ejercemos los que hacemos “sistemas”. Podemos encontrar la motivación, ser resilientes, detectar esas habilidades naturales, conectar con nuestros modelos de aprendizaje y divertirnos en el viaje. Darnos una nueva oportunidad y resolver el gap de talento que tiene esa industria.

La vida nos presenta oportunidades todo el tiempo y podemos verlas o dejarlas pasar. Verlas implica desafiar todos esos estereotipos e ideas preconcebidas y seguramente implique hasta reírnos de nosotros mismos. Puede ser duro a veces, pero seguro será reconfortante.

Dejarlas pasar, quizás sea más cómodo, pero también, nos deje lejos de nuevos desafíos y aprendizajes . Probablemente nos vuelva más tristes, menos realizados. Con menos anécdotas que contar y con muchos menos callos en los que nuestros hijos o generaciones venideras se inspiren y se sientan desafiados a desafiarse.

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Florencia Nicolet

Profundamente comprometida con la cuestión de género y diversidad en el mundo de los negocios. Transformación